I´m still that child...

Sigo siendo esa niña...ahora ya tengo 26 años, cuando comencé este blog tal vez tendría 19 o 20....pero cuando comencé a escribir y a enamorarme de las letras fue entre los 7 o 9 años...

Sigo siendo esa niña que le encanta tener cuadernos, de colores, de diferentes tamaños y diferentes tipo de hojas.
Casi siempre compraba de esos cuadernos que tienen de todo un poco, como yo, rayas, cuadrícula, hojas blancas muy importante, porque detrás de cada palabra hay una imagen poderosa que se queda grabada aunque los cuadernos se terminen.

Sigo siendo esa niña que se pone curitas de Hello Kitty, que sufre de pérdida de memoria. Cuando era pequeña mis papás se enojaban porque siempre olvidaba algo, la tarea, un libro, incluso el uniforme, cuando me tocaba ir vestidísima para la escolta (porque me pasé mi vida escolar en la escolta) iba de uniforme deportivo y mi papá generalmente era quien me llevaba el uniforme correcto.
Así pasé mi infancia, olvidando.
Tanto que tengo muy pocos recuerdos de cuando era niña. Me acuerdo muy bien de la paleta de cajeta de Helados Bing, creo que es de esas cosas vivas que siempre están brillando.
En fin...aún se me siguen olvidando las cosas...pero ahora ya no me preocupa.

Olvidaba hasta los días que para una niña pueden ser importantes, hasta que en mi adolscencia, conocí a Valeria, que así como yo tenía esta cosa por los cuadernos, ella lo tenía por las agendas. Íbamos juntas a comprar agendas, era importante la elección, debían caber perfecto en nuestras bolsas. Así que ahí apuntaba todo, encriptado diría Rama, para que nadie pudiera enterarse de "mis cosas".

Sigo siendo esa niña que apunta. Ahora no lo hago de manera tan organizada, ni apunto todo, porque el pasado pues ya no existe, así que porqué querría tenerlo atesorado? Si ahora tengo una vida neón.

Sigo siendo esa niña que se cuelga todo. Todas las pulseras, todos los moños, todo de todos colores.Una versión light de Cindy Lauper. O una "descombinada" dice Rama, jajaja....
Sigo siendo esa niña que canta frente al espejo del baño, a todo pulmón. Sigo leyendo en la regadera las maravillas que cuentan los envases de shampoo.

Sigo siendo esa niña que se ríe de las moscas y de la gente en la calle, no con el afán de burla, sino de las cosas tan graciosas que hacemos los seres humanos. Por ejmplo hoy, mientras caminaba de vuelta al hotel, escuché una niña (que bueno, tal vez no era tan niña) diciéndole a su amiga: "es que yo ya tengo permiso de hacer el amor" jajaja....no me imaginó yo preguntándole eso a mis papás...si bien, era (y soy y voy en aumento diría mi papá) inocente, fui de esos especímenes raros que aún le hacía la pregunta a sus papás: "Mamá, qué es hacer el amor?" mi mamá estaba lavando los platos de la comida, y me contestó: "Ahorita te digo", yo creo que tenía la esperanza de que se me olvidara y no le preguntara jamás.
Pero, era esa niña de las mil y un preguntas (y lo sigo siendo).
Así que volví a preguntar más tarde. Mi mamá tenía en sus manos esa enciclopedia roja que siempre ha estado en la casa. Y así fue como me lo dijo, con enciclopedia en mano. Días después hice un dibujo de embarazos y de cómo salían los niños de las mamás, en la escuela me premiaron y colocaron mis dibujos en una exposición. Creo que desde ahí supe que me gustaba dibujar y no paré. Sigo siendo esa niña que dibuja todo el tiempo. Últimamente no he dibujado bebés saliendo de sus madres, pero lo podría intentar....tal vez no tan explícito como en aquella ocasión...

Sigo siendo esa niña "enamorada del amor" como me decía Marisa, mi amiga. Ella también sufría de la enfermedad de los cuadernos, así que teniendo tantos, nos dedicábamos a escribir poemas de Amor. Sigo siendo esa niña que le escribe al Amor y a sus efectos de manicomio.

Sigo siendo esa niña que se pinta las uñas de colores, aunque claro, también tengo mis episodios de Femme Fatal con uñas escarlata.
Sigo siendo esa niña a la que le dan escalofríos las mariposas, aunque últimamente me he acostumbrado a que cada vez que pongo un pie fuera estos gusanos alados van siempre conmigo, ya no me parecen tan desagradables, creo que algunos me gustan.

Sigo siendo esa niña que le encanta leer, que se come los libros como si fueran una bolsa de panditas.
Aún lloro con los finales de los libros pero ahora sé que el personaje que más me gusta es el mío.
Sigo siendo esa niña que ama las películas de miedo, que no quiere apagar la luz después de ver el final.
Me sigue gustando prender el aire, tener frío y taparme.

Todavía soy esa niña que cree en la magia, en las hadas, en el interphone con Dios (el corazón). Sigo siendo esa niña que ama los dulces sobre cualquier otra comida, porsupuesto con la convicción de que el postre debe ir primero.

Sigo siendo esa niña que ama a papá, que ve a mamá con la Bella Durmiente (no tanto por lo durmiente, sino por bella y por su cabello rubio y nariz perfecta), sigo siendo la niña que tiene un hermanito al que adora, aunque mi hermanito ahora sea más alto que yo.

Sigo siendo esa niña que se maravilla con las bolitas transparentes a mi alrededor.

Yo no recordaba qué contestaba cuando de niña me preguntaba qué quería ser de grande, mi mamá tampoco, pero hace poco mi papá me sacó de la duda: "Artista. Siempre decías que querías ser artista" , sigo siendo esa niña que ama el arte, no por ser arte sino por ser el espejo del corazón de cualquiera que lo desee.

Sigo siendo esa niña que hace canciones, ya no tengo mi teclado, ahora sólo las canto y de vez en cuando las grabo (ya sabes, para que no se me olvide)
Sigo siendo la niña de las "piernas de poste" sólo que ahora me gustan.

Mi gusto por las bolsas sigue y se incrementa parece.
Sigo siendo esa niña que pone una canción y le parece que todo alrededor se mueve de tal forma que crea el video perfecto para la pieza, claro, el tiempo pasa y ya no oigo cassettes, oigo la música en mi ipod.

A pesar de tener un ipod y esas cosas electronicosas que tengo, sigo siendo esa niña a la que le encanta escribir con plumas de colores y lápiz.
Dentro de mí quisiera a veces no usar la tecnología...ok, ok, muuuy dentro de mí jajaja.

Sigo siendo esa niña que se pregunta cómo es que marcas un número y suena un teléfono en otro lugar, cómo se puede mandar un mensaje de texto! cómo viajan las letras y las palabras, era más lógico con palomas mensajeras, pero si son tan distraídas como yo, el mensaje tardaría mucho en llegar, tomando en cuenta que el gps interno salió defectuoso.

Todavía soy esa niña que tiene la imagen de una mano gigante lanzándola en el centro del océano y sigo preguntándome "qué harías? no hay para dónde nadar" pero también creo que algo increíble pasaría y no moriría ni ahogada ni siendo el platillo de entrada de algún tiburón.

Sigo siendo esa niña que le da asco el mar, me meto, me gusta, pero me da asco, sigo pensando que ahí hacen pipí todos los animales, ahí vomitan, ahí todo pues!
Aún soy esa niña a la que no le gusta lo aguado, no importa que tan rico sea, aguado no.
Sigo siendo esa niña con el sueño de la bruja en el columpio.
Sigo creyendo que tengo algo de brujosidad en mí.

Aunque ahora soy un monje negro y tengo mi apartado de ropa de batichica en el clóset, tengo una familia entera de colores, sus hijos, sus bisnietos, un mar infinito de combinaciones incomprensibles para algunos.

Sigo siendo esa niña que vive en Wonderlan...mi libro favorito a través de los años sigue siendo Alicia en el país de las Maravillas.
Sigo creyendo que Alicia y el Principito son como un tipo de biblia, llenos de secretos y de Verdad.

Sigo siendo la niña que hace miles de caras. Tal vez algún día sea una viejita muy muy arrugada, tal vez no...

Sigo siendo esa niña inocente, que sabe todo y que no le importa realmente nada, pero no se lo dice a todos.

Lo que sí he cambiado, es que antes creía que para ser feliz, me tenía que morir.
Por todos lados oía que cuando mueres vas al cielo y ahí todo está bien. TO-DO.
Ahora sé que el único momento que existe es este, y que si me gusta tanto lo puedo hacer eterno. Ahora sé que no necesito saber nada.
Ahora sé que sólo depende de mi elección el rumbo que tome este libro.

Ahora sé que esto es un juego, lo sospechaba, pero ahora tengo la certeza, que nada es tan importante porque es sólo para jugar.
Ahora sé que soy todo y todos.
Que no cambiaría nada.

Que este personaje es inifinito y que puedo hacerlo jugar en grande, cómo, cuándo y dónde quiera.

Sigo siendo esa niña, aunque el juego esté diseñado con las reglas del tiempo y simule que tengo 26 años.